La labor de punto es un arte textil que requiere la dedicación de la paciencia y una gran dosis de creatividad. Como artesanos, hemos tenido la oportunidad de experimentar diferentes tejidos de punto que se pueden crear con cada hilo y cada aguja.
Queremos mostrarte que, aunque puede parecer intimidante al principio, la labor de punto es un proceso que puede ser aprendido y disfrutado por cualquier persona con un poco de interés y dedicación, hasta el mismo «punto» de lograr convertirte en un maestro de labores de punto o dedicarte profesionalmente a ello.
En esta página vas a encontrar recursos prácticos para iniciar y perfeccionar tus habilidades en el tejido artesanal y en las labores.
Orígenes del punto
El parecido del punto con los nudos corredizos de las trampas, así como la sencillez de su realización, parece indicar que la creación del punto como técnica de costura en el textil nació en la cultura de los cazadores nómadas de la Prehistoria.
Durante la Edad Media existían los gremios de tejedores de textil, integrados solamente por hombres. Así mismo, se perfeccionó cada vez más el arte de la labor de punto. El joven que deseaba integrarse a uno de estos gremios debía realizar un aprendizaje mínimo de tres años junto a un maestro artesano tejedor. Posteriormente, debía pasar otros tres años viajando para aprender técnicas y distintos punto; luego debía someterse a un examen, que solía consistir en ejecutar una cierta cantidad de puntos originales en el menor tiempo posible y con una técnica perfecta.
Es común pensar que la labor del punto del textil nació como una tarea fundamentalmente femenina, pero nada más lejos de la realidad. Es probable que la participación de las mujeres en la labor fuese pasando por medio de la herencia y la tradición, especialmente cuando ayudaban a sus compañeros masculinos.
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Utensilios de oficio del punto
Las agujas de punto
El punto de media, como también se le conoce a esta labor textil, necesita muy pocos utensilios, pero que deben ser de la mejor calidad posible obviamente.
Las agujas son el accesorio principal de todo maestro artesano del punto. Las agujas son bien conocidas: en un extremo tienen una punta templada o redondeada y en el otro una bola que impide que los puntos se escapen. Hay también agujas de dos puntas, empleadas para las labores en forma circular.
Si las agujas son demasiado pesadas o rígidas o, por el contrario, son demasiado flexibles, con puntas ásperas que parten la lana, o demasiado afiladas que dañan los dedos, la labor del punto puede hacerse muy difícil para el costurero.
Para evitar estos inconvenientes y hacer que el punto de media sea realmente agradable de aprender y realizar es recomendable que se adquieran agujas de las mejores marcas que haya en el mercado disponibles. Esto significa que tienen que cumplir una serie de criterios al momento de que las compres. Así, las puntas se tienen que deslizar fácilmente a través de los puntos, bien igualadas, ligeras y suficientemente flexibles.
Accesorios complementarios útiles
El instrumental del punto estará completo cuando, además de las agujas, se incluyan una serie de herramientas que hacen más fácil la labor del punto.
- 2 ganchillos: sirven para recoger los puntos escapados y para los acabados.
- Agujas laneras puntiaguda y redondeada: la primera se utiliza para las costuras y la segunda sirve para los bordados y los remiendos.
- Cuentavueltas: Este instrumento se utiliza para llevar la cuenta de las pasadas hechas.
- Imperdibles: Es preferible que sean grandes, específicos para trabajar el punto. Sirven para guardar los puntos que esperan ser trabajados. Como curiosidad, se suelen llamar «guardapuntos» en el mundo de la costura.
- Agujas cortísimas: Preferiblemente que sean de dos medidas distintas. Se utilizan para sujetar los puntos cuando se hacen trenzas.
Además de estos elementos que son básicos, desde Fabricación aconsejamos incluir en tu equipo de labor de punto: una devanadera, un metro de cinta, un par de tijeras, una regla transparente, un bloc y un lápiz para tomar notas durante el trabajo.
Te recomendamos estos complementos porque durante la labor del punto se pueden presentar interrupciones imprevistas y hay que esforzar la memoria para recordar a qué punto se había llegado.
Finalmente, para tener todo el material en perfecto orden te sugerimos que lo metas en una bolsa de labor, además de tener un tubo para guardar las agujas.
Montaje de los puntos
Una vez ya tengas el instrumental a tu disposición, toca pasar a la primera fase de la labor del punto: el montaje de los puntos.
En este momento debes alinear en una aguja las anillas que servirán de base para la futura labor. Aunque existen muchos, hay tres sistemas de montaje de puntos que son los más empleados: montaje sobre una aguja, sobre dos y en forma tubular o de doble hilo.
Montaje con una aguja
Este es el primer montaje que tienes que realizar y el más básico de la labor del punto.
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Montaje en forma tubular o con doble hilo
Este sistema se emplea cuando es preciso obtener un borde muy resistente, aunque no sea elástico.
En este caso se realizan los mismos movimientos que en el montaje de una aguja. La única diferencia es que el hilo que debes utilizar para la formación de las anillas sea en doble.
Montaje con dos agujas
Este segundo montaje es útil para montar nuevos puntos a incorporar cuando la labor ya está empezada. Se suele utilizar para cuando terminar el hilo o cuando se quieren intercambiar hilos de diferentes colores.
NOTA: Tienes que tener en cuenta que se trabajan de la misma forma todos los puntos. Deben pasar de la aguja izquierda a la derecha. Así, se pasa esta última bajo la axila izquierda e inicias la ejecución de la segunda vuelta.