Historia del cuaderno

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Antes de la invención y popularización de los cuadernos tal como los conocemos hoy en día, la toma de apuntes y la escritura se realizaban de diversas formas, dependiendo de la época y la cultura.

Con el tiempo, el sistema se fue refinando gracias al avance tecnológico y el paulatino aumento de la globalización que inició a finales de la Edad Media.

En esta entrada de blog te hablaremos sobre algunos detalles históricos sobre la historia del cuaderno.

Arcilla: el primer soporte de escritura en la historia del cuaderno

La arcilla ha sido un material muy necesario en la historia de la escritura. Ostenta ser el primer soporte para registrar información, desde apuntes de contabilidad, dictados en las antiguas escuelas, y conocimientos científicos en las bibliotecas de los templos. Este humilde material, abundante en la naturaleza y fácilmente moldeable, desempeñó un papel crucial en el desarrollo temprano de la escritura y la transmisión de información en diversas culturas a lo largo del tiempo.

En Mesopotamia, cuna de la civilización, se utilizaba la arcilla como medio de escritura desde al menos el cuarto milenio a.C. Los sumerios fueron pioneros en el uso de tablillas de arcilla para registrar transacciones comerciales, leyes, contratos y registros contables. Estas tablillas, escritas con un estilete en escritura cuneiforme, se secaban al sol para preservar la información.

En las antiguas academias mesopotámicas, ligadas a los templos o a los palacios, los estudiantes aprendían a escribir y realizar cálculos matemáticos en tablillas de arcilla. Este proceso educativo era caro y sólo las familias estuvieron dispuestas a hacer sacrificios podían lograr que sus hijos estudiasen en ellas. De este modo, una gran cantidad de información se preservó sobre la historia del cuaderno, dejando testimonio de los avances que tuvieron en áreas como astronomía, matemáticas, literatura y leyes.

La popularización de las «tablets» en la Antigüedad

En la antigua Grecia y Etruria, las tablillas de cera eran un medio común de escritura y registro. Estas tablillas estaban hechas de madera cubierta con una capa de cera en la que se podía escribir con un punzón o estilete. En Grecia, las tablillas de cera se utilizaban para diversos propósitos, como la enseñanza, la contabilidad, la correspondencia personal y oficial, y la redacción de discursos. Los estudiantes las usaban para practicar la escritura y realizar ejercicios educativos. También se empleaban en transacciones comerciales y legales. En Etruria, una civilización antigua en la región central de Italia, las tablillas de cera se utilizaban principalmente para propósitos administrativos y legales.

En Roma, por otro lado, las tablillas de cera se utilizaban en una variedad de contextos, como la educación, la administración pública, el comercio, la correspondencia personal y legal. Los niños romanos las usaban para aprender a escribir y realizar ejercicios educativos. Los funcionarios públicos las empleaban para llevar registros administrativos y redactar documentos oficiales. Las tablillas de cera eran especialmente útiles para los romanos debido a su portabilidad y capacidad de reutilización. Al igual que en Grecia y Etruria, la cera podía borrarse fácilmente calentando la superficie, lo que permitía corregir errores y reutilizar las tablillas varias veces.

En la Edad Media, las tablillas de cera continuaron siendo utilizadas como medio de escritura y registro, aunque su popularidad disminuyó con la popularización del pergamino primero y posteriormente del papel. En muchos contextos se usaban para tomar apuntes efímeros, sobre todo por parte de escolares, literatos y eruditos. Se diseñaron códices de tablillas, los cuales los conocemos como dípticos, trípticos y polidípticos. Consistían en varias tablillas unidas por una cuerda para salvaguardar mejor la información que tenían.

La invención del cuaderno

A finales de la Edad Antigua se desarrollaron los códices de pergamino. Estos consistían en varias láminas de pergamino dobladas y posteriormente cosidas a un lomo para finalmente ponerle una cubierta protectora. Cada una de esas láminas se doblaban dos veces antes de ser cortada. Esto generaba un total de cuatro hojas (ocho páginas del códice) motivo por el cual fue denominado quaternion, de donde procede el nombre del cuaderno. Por lo tanto, un códice o libro medieval no era otra cosa que varios cuadernos apilados y cosidos entre sí.

Es importante destacar que el cuaderno, tal como lo conocemos hoy en día, no se popularizó hasta mucho tiempo después de la invención del quaternion. Esto sucedió con el auge de la industria del papel debido a la invención de la imprenta de tipos móviles de Gutenberg. Es por tanto en la Edad Moderna, con el comienzo de la industrialización del sector papelero, cuando empiezan a comercializarse los primeros cuadernos.

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