Microoxigenación: La respiración del vino

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Esta es una innovadora técnica que ha revolucionado la industria vinícola al permitir un control preciso sobre la evolución y maduración de los vinos.

Si tienes interés en desarrollar tintes que diferencien a tus vinos artesanales, te animamos a leer la siguiente entrada.

¿Qué es la microoxigenación?

La microoxigenación es un proceso enológico que implica la inclusión controlada por el maestro artesano de pequeñas cantidades de oxígeno al vino.

Si bien puede parecer contradictorio, porque ya hemos hablado en la fabricación del vino sobre los efectos no deseados del oxígeno en el mismo, en este proceso es óptimo y hasta beneficioso.

A diferencia de la oxidación no deseada, la microoxigenación se lleva a cabo de manera cuidadosa y controlada para mejorar la estabilidad, estructura y calidad del vino, resaltando más sus atributos sensoriales.

Es por este motivo que se busca realizar la microoxigenación del vino, para mejorarlo y adecuarlo a su consumo.

Beneficios de la microoxigenación del vino

La microoxigenación del vino tiene bastantes beneficios culinarios y enológicos.

En primer lugar, la microoxigenación contribuye a suavizar los taninos, lo que logra hacer que el vino tenga una textura más agradable y equilibrada en el paladar, brindando una experiencia sensorial enriquecedora.

Por otro lado, este proceso también mejora y aumenta la estabilidad del vino. Esto significa que al regular la cantidad de oxígeno que el vino absorbe. Así, se mejora su estabilidad química y microbiológica, prolongando su longevidad y manteniendo la calidad del vino a lo largo del tiempo.

Finalmente, no puede faltar añadir que el aroma del vino mejora mucho con el uso de la microoxigenación. Y es que este proceso favorece también la liberación de compuestos aromáticos, intensificando sus aromas y sabores de manera sutil y elegante, enriqueciendo la experiencia de degustación de quien lo bebe.

Aplicaciones de la microoxigenación

Podrías pensar que la microoxigenación sólo puede y debe hacerse al final del proceso, pero nada más lejos de la realidad.

Durante el proceso de la fermentación alcohólica, la adición controlada de oxígeno a través de la microoxigenación favorece el desarrollo de una estructura tánica más suave y equilibrada, como hemos mencionada como beneficio. Al regular la cantidad de oxígeno aportado, se promueve el desarrollo de los taninos, reduciendo su astringencia y potenciando su integración en el conjunto del vino.

Posteriormente, en la etapa de crianza en barrica, la microoxigenación desempeña un papel importante. Esto es porque al simular el efecto de la lenta y gradual oxigenación que ocurre naturalmente a través de los poros de la madera, se logra una evolución más armoniosa y controlada del vino.

Este proceso favorece la integración de los taninos, la estabilización del color y el desarrollo de aromas complejos y maduros, sería lo que llaman recuerdos o notas del vino. Estas notas pueden ser de vainilla o incluso de cacao.

Además, la microoxigenación puede aplicarse en etapas posteriores del proceso, como durante el ensamblaje de los diferentes lotes, también conocidos como cuvées. En este punto hay que ajustar la dosis y el momento de aplicación, los enólogos pueden lograr una mayor cohesión y equilibrio entre los distintos componentes del vino, creando una armonía sensorial que cautiva los sentidos.

Si no eres un maestro enólogo, pero quieres aplicar esta microoxigenación, un decantador de vino puede ayudarte.

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